Planeo en avión con niños
Estos
últimos días, amigos, he tenido una experiencia alucinante: he volado. Sí, sí,
literal. He volado en avión, pero podría haber salido volando en cualquier momento
durante la preparación de este viaje. Porque volar en sí en sencillo. Yo ya lo
había hecho en otras ocasiones, pero mi temprana edad no me había permitido
implicarme en los trámites, que
lejos de ser gratificantes e instructivos son, diría yo, estimulantes negativos; como cuando mi madre se toma 3 cafés y
luego “el bicho” de la irritabilidad la posee.
¿Pero
ustedes saben lo que significa volar?
1º
Los billetes. Buscar, ese verbo sin
límites cuando se trata de localizar el vuelo adecuado.
-
Ahí no, Hugo que esa compañía no es de fiar, el dueño es “un ligero”
-
Ahí, ufff sale carísimo!
-
Aquí, aquí, que este precio es un chollo
Un
chollo sí, hasta que te pones a sumar trámites: asientos (lástima que no te den
la opción de ir de pie, como en el autobús), bultos (para dos mudas, llevo la
mochila), las tasas (qué invento es éste? -dice mi madre), el seguro (seguro
que voy o que no voy) y el pago de la tarjeta (¿no se puede pagar en efectivo a
la entrada del avión?). Y ya no hay
chollo que valga.
-
Ja, y encima
tengo que imprimirme yo las tarjetas de embarque. Qué cara más dura!
2º
Mostrador de facturación. El día D a
la hora H, con dos horas de antelación y un poco más - por si acaso, que dice
mi padre- llegamos al mostrador de
facturación, con todos los papeles impresos en una mano, la maleta en la otra, la
documentación en la boca y la congoja anudada a la garganta. Aquella señora
que, de repente, te dice:
-
Esta maleta supera las medidas de cabina …
y
ya empiezas a temblar. Ella que sale del mostrador, coge tu bolsa y mientras la
introduce entre unos hierros veo a mi madre entre asombrada y acongojada que está apretando
mi mano a la vez que tararea algo. Es un suave susurro, pero no va dirigido a
nadie, no es una canción, es un zumbido …
-
Mamá, estás rezando?
Por
suerte la maleta cabe y la señora sigue su curso con el ordenador. Nos da los
pases.
3º
Control de seguridad. Llegamos a una
larga, pero muy ordenada y laberíntica cola - que parece que te mareen de
antemano para ver si eres apto a las turbulencias-, donde la gente va
desvistiéndose, tirando botellas y dejando parte de sus pertenencias en grandes
contenedores de basura, para alcanzar un arco de seguridad franqueado por dos
guardias (más uno que tiene la cabeza
metida en el ordenador). El arco de la
humillación, lo llama mi madre.
-
Y si pasamos por
la cinta del escáner, mami?
-
Calla hijo y haz
lo que te manden
Tanta
molestia y tensión tienen su recompensa, porque al atravesar el arco - semidesnudo
y boquiabierto- descubro ante mí un
oasis de tiendas, juguetes, pasillos interminables y cintas infinitas donde
correr, saltar y volver a empezar. Yupi!!!
4º Puerta de embarque. Una hora lleva mi madre delante de un monitor insípido, lleno de líneas que van cambiando de posición, donde aparentemente nada cambia y todo está controlando. Tiene cara de “On time” pero a ella no le importa dice. Cuando de repente, un súbito chispazo le sacude el asiento, se levanta, agita la cabeza de izquierda a derecha y de izquierda a derecha, y chilla poseída:
-
CHICOOOOOOOOOOOOOOOS, nos han cambiado la
puerta de embarque
Y
ahí ya todo es una revolución, maletas en volandas, chaquetas apelmazadas,
mochila atascada con mi revista … no hay tiempo que perder, a tan sólo 5
minutos del embarque, han cambiado de puerta al avión. Así, sin más, como si
fuera un avión Lego que pongo o quito según convenga .. que digo yo que el
piloto debería avisar mejor dónde aparca o dónde le viene bien recogernos, no?
-
Ey, soy el piloto,
casi que me va mejor la otra puerta. Cambio de posición. Avisad a todos, yeah!
(porque los pilotos hablan así en pasota, que lo he visto en las películas).
Con
el sudor en el bigote –a mi madre le suda el labio superior, que es chica y no
tiene pelos, o eso dice ella-, los bultos mal agarrados y el cabello revuelto
como si viniéramos de una lucha de cosquillas, nos presentamos frente al
mostrador: Aquí estamos.
-
Señores, póngase
aquí, delante de la cola –la amable azafata ya me cae bien
-
Anda mami, somos
los últimos en llegar y seremos los primeros en entrar. – mi madre está
sonrojada no sé si por la carrera o el bochorno de ver la cara a los demás
tripulantes de la cola.
-
Calla hijo, es
una deferencia que tienen a las familias con niños pequeños, para que NO
molestemos ¿has entendido?
5º
Durante el vuelo. Volar es el
proceso más fácil siempre y cuando te des sentado-encajonado en tu localidad.
A
mi madre le cuesta poner la maleta en el compartimento de arriba, pero nadie le
ayuda:
-
Para qué sirve
una azafata, papi?
-
Para pasar la
tienda, hijo –suspira mientras ayuda a mi madre
A
5000 pies de altura ya te dejan soltar el cinturón ¿para qué lo vamos a querer
si no hay posibilidades de sobrevivir? Pienso yo.
Todos
los aviones tiene en los extremos unos baños, pero yo no les aconsejo que los
usen, porque creo que todo lo que allí haces tienen el gusto de soltarlo por la
escotilla para que se pierda por el agujero de la capa de ozono.
6º
Llegada a destino. Y cuando piensas
que todo ha terminado, la angustia se apodera nuevamente de la familia.
Carreras para localizar la cinta que nos devolverá la maleta. De nuevo mi madre
susurrando mientras la cinta se mueve. Caras
de normalidad para superar el control policial, y por fin … la serenidad. Pisar
la calle. Salir al mundanal ruido de la nueva ciudad a descubrir: respirar y relajarse.
Pero
sólo un poco, que enseguida hay que tomar el vuelo de regreso.
Volar con niños es una aventura!! Imagínate cada vez que voy yo a España con los dos enanos de 2 y 3 años!! Es una aventura-putada. Que si ahora pliega el carricoche para paar por el "arco de la humillación", que si ahora grito un poco, pues ahora me da por llorar, que si cómo se le pone el cinturón a un niño rabioso...puf! llego a España nada más que on ganas de dejarle los niños a mi madre y acostarme, y eso que sólo son dos horas de viaje. Un horror. Un beso!
ResponderEliminarJajajaja, Krika, una aventura-putada. Si es que en tu caso debe ser apoteósico superar un viaje así ... y ya no te cuento si encima te perdieran una maleta, ya entras en caos total.
EliminarMucho ánimo y gracias por pasarte. Smuach!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarJajajaja pero como me rio. Ay ay lo del bigote, lo del agujero de ozono y ..... Q viaje mas divertido.. . Ya estoy esperando la proxima..... Hugo no se si llevarte conmigo a Madrid este domingo??? Seria diver malo q es de trabajo!!!!
ResponderEliminarSonia, cuenta con él, si se lo propones iría encantado. Seguro que le pondría una chispa de ingenio a tus reuniones de trabajo.
EliminarDisfruta de tu viaje y de tu visita a Madrid, una ciudad encantadora.
Toíto como lo cuentas! Con los enanos solo he viajado una vez y, bueno, vaya, lo sobrellevamos, pero el mayor nos dio la vuelta: empezó a gritar que se quería bajar en pleno despegue, en plan ataque de histeria... Desde entonces dice que no quiere volver a subir... Besos y gracias x estas risas!
ResponderEliminarNo quisiera verme en tu pellejo en ese momento .. ¿cómo reaccionaste, a parte de calmándolo?
EliminarEspero que al crecer cambie de opinión, por el bien de todos, incluso el suyo.
Besos y gracias por pasarte
Volar nunca fue tan divertido! Lo de la deferencia en el embarque a las familias con niños hace ilusión...Hasta que reconoces la ratonera sin escapatoria en la que estas atrapado mientras llega el resto del pasaje y se acomoda en el avión. Horror!
ResponderEliminarJajaja, la ratonera, sí. Pero cojes la mejor ubicación para el trolley, la mochila, los paraguas, el equipo fotográfico ...
EliminarGracias por tu visita Dolors. Además acabo de darme cuenta que tu perfil es una foto de un vuelo!!
Uf! Con el "iuiu" que me da volar y todo lo que cuentas, no me imagino lo que tiene que ser hacerlo con niños!!! Ja, ja, ja!!
ResponderEliminarUna prueba de alto riesgo, jajaja.
EliminarUn abrazo Bruna!
El año pasado tuve una experiencia con los hijos de mi amiga en el avión... y ufffff qué difícil, asi que HUgo te digo una cosa, eres un campeón!!!
ResponderEliminarGracias Tete. Si te cuento lo que nos pasó al regresar, le levantas un monumento!
EliminarY ahora!!!??? me vas a dejar con la intriga???
EliminarYo lo de los aviones lo llevo fatal también, cuantos más cojo menos me gustan.....Y con niños es un estrés total, sobre todo si te pasas todo el vuelo acordándote de todas las pelis que has visto de desastres aéreos!! Aayyyyyyy
ResponderEliminarJajaja, pero Esther si es que pensando eso no puedes subirte a un avión. Yo de pequeña quería ser azafata -desde que a los 5 años cogí mi primer avión- . Aún hoy, vuelo y pienso qué buena "tendera" hubiera sido.
EliminarGracias por pasarte
Si volar con niños es "diferente", volar sola con ellos es la pera!! Necesitas cien ojos, cien manos y mucha paz interior y exterior… Y lo dice una servidora que sólo tiene uno, ommmm!!!
ResponderEliminarQué razón tienes Susana, paz, paciencia y aún así siempre hay algo que te saca de tus casillas, jajaja.
EliminarGracias por pasarte, nos gusta verte aquí.
Si, debe ser una experiencia delicada... por no decirlo de otras formas. A mi solo me ha tocado la de sufrir el lloro durante 9 horas del niño del vecino... pero pienso en que si fuera mi bebe y por dios que angustioso... Pero me he echado unas risas y el arco de la humillación jajaja. Un abrazo Yolanda!
ResponderEliminar9 horas de llanto!! ... si has superado eso estás ya muy preparada para la maternidad, jajaja.
EliminarElena, muchas gracias por pasarte. Nos hace ilusión verte por aquí disfrutando de las aventuras infantiles de mi hijo.
hahahaahah que gracioso, Hugo es la monda, me acuerdo cuando fui por primera vez en avión de pequeña y estaba alucinada hahaahah Me declaro fan de Hugooooo
ResponderEliminarGracias guapa. Me alegro que hayas pasado un buen rato con nosotros viajando.
EliminarUn abrazo.
Jooo! que suerte Hugo!!! yo no monté en avión hasta la pubertad... ¬¬, me encanta lo del arco de la humillación!!! sobre todo si vuelas a EEUU, yo seré tambíen de esas madres viajeras, que pasen por la odisea de viajar en familia, con toooooooooooooooodo lo que conlleva, jijiji, ;)
ResponderEliminarPués ármate de paciencia porque entre el regreso fue alucinante, nos pasaron el control de temperatura corporal y el de explosivos ... jajajja, en qué nos hemos convertido ¿en terroristas potenciales?
EliminarMe encanta todo lo que he leído , tienes post muy buenos ,con buenas reflexiones ,¡Me encanta!.
ResponderEliminarGracias Seoane, me alegro mucho de que te guste. Hugo te envía un fuerte abrazo por seguirnos.
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